martes, 3 de mayo de 2011

¿Tú por quién apuestas?

También se ha muerto Sábato. 
A la temprana edad de 99 años.
Como ha vivido muy poco solo le dio tiempo a escribir tres obras importantes: El túnel (1949), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el exterminador (1974).
Se murió el pasado sábado.
¿Adivinas quién fue el primero en escribir un artículo sobre él? ¿No te lo imaginas? ¿De verdad que no? ¿Seguro?
¡Pues sí! ¡Juan Cruz! ¡El primero! Es como ese personaje de Tabucchi que aparece en Sostiene Pereira, que ya tenía escritas las necrológicas antes de que el escritor de turno se muriera.
Puedes leer su artículo en El país. En él, como casi siempre hace, se centra más en lo anecdótico que en otra cosa. Que si una vez Ernesto Sábato le dijo a su compatriota Valdano que le diera un puñetazo en el estómago para demostrar su fortaleza, que si otra vez en Casa Lucio comieron juntos huevos estrellados mientras cantaban una milonga argentina, que si las disputas con Borges, que si era un hombre triste y su mujer encarnaba por contra la alegría y la ilusión, que si patatín, que si patatán, etc. 
Con cosas así escribe Juan Cruz sus artículos. Periodismo de calidad. Desde aquí pedimos que le den el premio Mariano de Cavia.
Por suerte, también puedes leer en El país el artículo de Félix Grande, que hace honor a su apellido. Ahí se habla de Sábato como un creador de conciencia, como un hombre indignado e íntegro cuyos libros, preclaros y angustiantes, son los avezados fustigadores de la calumnia, la estafa o la injusticia.  
Para rendirle homenaje, estuvimos leyendo en casa unos pasajes de su inquietante Informe sobre ciegos.
Y bebiendo quilmes, claro, que quedaba más argentino, y comiendo pizzas porque no teníamos huevos estrellados, como Juan Cruz.
Y cantando canciones de La renga, que también quedaba más argentino, porque no nos sabíamos ninguna milonga argentina, como Juan Cruz.
Todo con mucha voracidad, como se puede mal ver en esta foto.




Rosa decidió llamar a Juan Cruz y leerle el principio del Informe sobre ciegos. Mira:




Juan Cruz no le cogió el teléfono. Así que nos dio por imaginar que estaría escribiendo el artículo sobre la muerte de otro escritor vivo. Hicimos una porra. Rosa y Rocío apostaron por Gabo, Alberto por Juan Gelman y yo por Michel Houellebecq, no sé por qué, a lo mejor por efecto de las quilmes.

Rocío quiso recordar de nuevo a Gonzalo Rojas, pero leía muy bajito, o Alberto, a esas horas, ya estaba muy sordo.



A lo mejor también por efecto de las quilmes.
En fin. Otro día te cuento el final de la velada.

7 comentarios:

  1. Él es como el mar /y ella como la luna / y en las noches de luna llena hacen el amor / y en la eternidad los dos fundieron sus almas / para darle vida a esta triste canción de amo... ¡Gracias por unir a mis dos ídolos argentinos, che, Sábato y La Renga! Menos mal que lo hicieron bien acompañados (leer, me refiero).

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  2. Amigo Jesús, otro día tenemos que reunirnos para homenajear a La Renga, con mesas de billar y payadas de la vaca. ¡Vinchú, vinchú!

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  3. Yo aposté -pero ocurre que para Marianelo es una de sus autoras favoritas- por María Dueñas. Di aviso de que, a lo mejor y con suerte, como este año da el pregón para la Feria del Libro sevillana, un zapato matador podía morderle la cabeza y dejarla patitesa, sin bálsamo de fierabrás que la reanime. A su corta edad. Le supondría un éxito editorial inmediato a Marianelo, que ya prepara una edición comentada de 'El tiempo entre costuras', ese novelón que aúna fuerza expresiva y prosa sublime.

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  4. Aunque todo lo referente a Sábato me suena a chino,ya que la que aquí escribe es bióloga,sí he de decir que gracias a post como éste merece la pena indagar en su vida y obra. Y si además, está aderezado con buena comida (no tienen por qué ser huevos estrellados), buen ambiente y grandes conocedores de la literatura pues mejor que mejor.

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  5. ¡Benditas sean las biólogas que recitan a Rojas, que se piden a Chandler y que comparten el ron de la madrugada!
    Eso sí, la leche que sea de soja.

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  6. Visto está y comprobado que la leche de soja se corta, y si la mezclas con café, ni te cuento. Yo aposté por Gabo por no caeren la omisión, la verdad. Que no está el forno para bollos, que están cayendo como chinches.

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  7. Rosita, amor, si para vernos tienen que morirse ellos, (acuérdate de las cervezas que nos tomamos en las colombianas cuando lo de Saramago), pues, que se mueran todos los días tres o cuatro.

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